Desarrollo de medidas de gestión agronómica para la perdiz roja: Resultados preliminares
Durante la celebración del congreso online “LIFE Estepas de la Mancha”, organizado por la Fundación Global Nature entre los días 14 y 16 de octubre, sobre “Conservación de aves esteparias y Agricultura Sostenible”, se han presentado resultados preliminares sobre el estudio “Desarrollo de medidas de gestión agroambiental específicas para especies de interés cinegético y otras especies esteparias protegida”.
El objetivo principal de este trabajo es desarrollar medidas de gestión y manejo del hábitat para favorecer a la perdiz y otras especies con las que comparte hábitat. Para ello, durante las dos últimas primaveras se ha realizado un estudio sobre la dieta, supervivencia, uso y selección del hábitat de los perdigones durante las primeras semanas de vida, así como un estudio detallado de la disponibilidad de insectos, un factor determinante para la supervivencia de los perdigones.
El estudio sobre la diversidad y abundancia de insectos coincidió con las primeras semanas de vida de los perdigones. Se realizó en los hábitats más importantes de la zona en la que se realizó este estudio (Campo de Montiel, Ciudad Real): cereal, barbechos, matorral y linderos.
Globalmente, los insectos más abundantes que aportaron más alimento a los perdigones fueron (en este orden) las hormigas, los “chinches” (himenópteros), saltamontes, escarabajos, moscas y arañas. Además, se observó que cuanto mayor era el tamaño de la parcela, menor diversidad y abundancia de insectos se encontró, con independencia del tipo de hábitat.
Por otro lado, durante el seguimiento de bandos de adultos con pollos de distintas edades y el radio-seguimiento de perdigones, se observó que los pollos de perdiz de distintas franjas de edad, desde la eclosión hasta que alcanzan el tamaño aproximado de dos tercios del tamaño adulto (tamaño de codorniz), utilizaron principalmente hábitats con mayor cobertura de vegetación como lindes, barbechos y monte bajo. Solo los perdigones de apenas unos días de vida utilizaron hábitats más abiertos, como los caminos.
En palabras de Fabián Casas, que lidera el estudio, a falta de un análisis más detallado de los datos, parece que mantener la heterogeneidad del paisaje, con parcelas de barbecho, manchas dispersas de monte mediterráneo, y una amplia superficie de lindes, cubriría los requerimientos de hábitat de los pollos de perdiz desde su eclosión hasta que alcanzan casi el tamaño del adulto.
Este proyecto cuenta con financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a través del programa “Torres Quevedo”, y cuenta con la colaboración de la Fundación Artemisan.